viernes, 6 de enero de 2012

"CERVEZA CANTABRA" por EL CORONEL


Nació en Londres hace 53 años, vive en Liérganes desde hace once y en un sólo mes lleva camino de convertirse en una 'pequeña leyenda' de la historia local, a poco que le acompañe la suerte. Todo se debe a que Andrew Thomas Dougall, un ciudadano británico afincado en Liérganes, ha comenzado a elaborar a orillas del Miera la primera cerveza artesanal de Cantabria. Todo un acontecimiento. 

La suya no es una cerveza cualquiera. Es un producto artesano, de producción muy limitada, que utiliza los métodos de elaboración de los viejos taberneros ingleses. El resultado es una cerveza con mayor densidad y sabor que aquellas otras de carácter convencional que elaboran y distribuyen las grandes multinacionales. La de Cantabria se denomina Dougall's, como su promotor.

Andrew Thomas Dougall explica que, en su pequeña planta artesanal de Liérganes, elabora tres tipos de cerveza: negra, rubia y tostada. Cada una con su propia peculiaridad.

De momento, toda la producción se envasa en barriles y se distribuye en cañeros, a través de cinco únicos puntos de venta: tres en Liérganes (Los Picos, Trastero y Jake); uno en Solares (The Black Crown) y otro en Santander (Cervecería Cormorán). No obstante, es seguro que, en breve, esta pequeña relación de establecimientos se completará con la incorporación de nuevos locales a la serie. 

Asimismo, la cerveza de la marca Dougall's, que hasta el momento se comercializa en exclusiva a través de establecimientos de hostelería, saldrá al mercado próximamente también en formato botella. Será en cuestión de semanas o meses. Todo a su debido tiempo. A partir de entonces, la red de distribución se ampliará notablemente, sin duda.

Un viejo sueño

En la salida al mercado de esta nueva marca de cerveza hay una apuesta comercial, indudablemente, pero también sentimental. Cuenta Andrew Thomas Dougall que, con este proyecto, ve cumplido un «viejo sueño» de toda su vida: un anhelo que le persiguió durante años, casi desde su adolescencia.

Su familia británica no tuvo una especial relación con este mundo -su padre era un policía escocés emigrado a Londres-, pero el aprendizaje y la especialización posterior sí que se ha apoyado en las viejas recetas de los productores británicos más apegados a la tradición, aquellos que elaboraban cerveza a medida que necesitaban abastecer sus propios mesones y pubs. 

Al fin y al cabo, tanto Inglaterra como Escocia han sido auténticos 'santuarios' de la cultura de la cerveza, como España lo ha sido de la cultura del vino.


Hasta dar este paso decisivo y comenzar a elaborar su propia cerveza, este ciudadano británico afincado en Liérganes se había dedicado a la edición de libros. 

Editaba por encargo de diferentes puertos, entre ellos el de Santander, y fue gracias a este contacto con España a través de sus instituciones portuarias como terminó residiendo en Cantabria. Como bien explica «un día conocí a alguien y llevo once años viviendo en España».

Ahora, los libros han quedado en las estanterías y es un auténtico trajín de agua, malta, lúpulo, cocederos y tostaderos lo que ocupa sus horas. La planta ya se encuentra a pleno rendimiento. Sólo queda pendiente perfeccionar los procesos de comercialización y distribución del producto. 

Cuatro fases

En cuanto a la elaboración, esta tiene lugar en un pequeño taller ubicado en las inmediaciones del Balneario de Liérganes, que le ha llevado varios años tener en funcionamiento y con los permisos sanitarios en regla.

El proceso de elaboración contempla varios pasos. En el primero se mezcla la malta con el agua en una tina, por espacio de hora y media («Todo son partidos de fútbol», recuerda). 

La segunda fase tiene lugar en el cocedero. Allí, por espacio de hora y media, se hierve el mosto mezclado con la flor de lúpulo. «El hervor es esencial», explica. «Antiguamente, lo que salía de ahí, ya sabías que no te iba a matar», añade. 

La fermentación de ese agua se prolonga por espacio de cuatro o cinco días, completando, así, la tercera de las fases. 

Por último, en los tanques de maduración se deja reposar no menos de un par de semanas, antes de proceder a su envasado, en botella o barril. Desde ahí se distribuye a los puntos de venta, donde el cliente disfruta del 'caldo'. En este caso, de una cerveza artesanal autóctona y elaborada «cien por cien con malta».

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