La poleá es una receta típica de la cocina andaluza, especialmente de Sevilla, Huelva y Cádiz, consiste en una variante de las gachas, que se consumía especialmente en los años difíciles.
El plato se prepara con agua y harina, dándole sabor con sal, matalahúva, leche y azúcar al cocinarlo. Admiten otros ingredientes, como fruta, miel, meloja, anís o canela, para realzar algo más su sencilla composición. Suele acompañarse con cuscurros de pan frito.
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