Ir a la ópera no es precisamente mi actividad favorita, y reconozco mi ignorancia en ese terreno artístico más allá de la mínima culturilla general. Sin embargo, no pude decir que no cuando hace algunas semanas me invitaron a ver Don Giovanni: mi asesora operística y a la vez fotógrafa Ainhoa Gomà me dijo que la compañía responsable del montaje, la Deutsche Oper Berlin, era excelente, y el lugar de la representación, el castillo de Peralada, no sonaba menos atractivo.
No haré una crítica del espectáculo porque ni este es el lugar ni yo la persona más autorizada, pero diré que me gustó primero por la música, esa maravilla escrita por Mozart, y después por la puesta en escena, tan radical que mereció algunos ligeros abucheos por parte del público más rancio del festival. Creo que en general la gente se quedó un poco picueta viendo el Don Juan transformado en un show con luces de neón, sexo y tullidos deambulando por el escenario.
Seguramente los dos cócteles que me tomé antes de la función me ayudaron a ser más complaciente con las veleidades vanguardistas de la Deutsche Oper. Ambos llevaban el nombre de la función, Don Giovanni, y habían sido creados por el coctelero Héctor Henche en homenaje a la ópera. Según me contó, había elegido ingredientes relacionados de alguna forma con el espectáculo: manzana turbia, por ser típica del país de origen de la compañía; aroma de azahar, por Sevilla, lugar donde se desarrolla la acción, y canela, regaliz y menta por ser supuestos afrodisíacos. El licor base del combinado era el whisky The Macallan, marca patrocinadora del festival.
Aunque el whisky no está entre los alcoholes que más me apasionan, el cóctel me encantó: no es ni muy dulzón, ni pastoso ni aromático en exceso. Encima me pareció relativamente fácil de reproducir en casa, por lo que le pedí la receta a Henche, que muy amablemente me la pasó. Eso sí, advierto de que tiene bastante peligro porque entra como un zumo y os aseguro que no lo es.
Dificultad
Lo podría hacer hasta la tontaina de doña Elvira.
Ingredientes
- Manzana turbia (en su defecto, manzana licuada con parte de su pulpa)
- Whisky Macallan (u otra marca de calidad de whisky de malta)
- Canela en rama
- Menta fresca
- Regaliz
- Agua de azahar (opcional)
- Azúcar
- Hielo picado
1. Poner agua con un poco de azúcar a calentar. Cuando hierva y el azúcar se disuelva, retirar del fuego y añadir una rama de canela, un manojo de menta y un palo de regaliz. Tapar y dejar que infusione hasta que se enfríe.
2. Mezclar dos partes de la infusión colada con otras dos de manzana y una de whisky.
3. Verter sobre vasos llenos de hielo picado, y terminar con un golpe mínimo de agua de azahar si se quiere. Servir con pajita.
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