Cerca de la antigua casa de mis padres en Bilbao había un bar famoso por unos mejillones con salsa de tomate picante a los que llamaban “tigres”. El Artajo (Ledesma, 7) era una tascucia que no se distinguía ni por su higiene ni por la amabilidad de sus gruñones camareros, pero que contaba con una clientela fiel gracias a aquella especialidad.
A mí me fascinaban los tigres: creo que, junto al chorizo de La Rioja, fueron mi primer contacto con el picante. Me daban subidón, algo que todavía me pasa hoy con las comidas que pican. Por desgracia, esa manía tan española de reformar (y destruir) los bares ha acabado con el encanto bodeguil del Artajo, y por las opiniones que leo por ahí, la calidad ha bajado al mismo ritmo que han subido los precios.
Ésta es mi versión de aquellos deliciosos tigres. Seguramente la receta no es la que utilizaban en aquel bar, pero os puedo asegurar que están igual de buenos.
Dificultad
Baja.
Ingredientes
Para cuatro personas
- 24 mejillones de roca
- 1 kg. de tomates maduros (si no, de lata enteros)
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 pimiento del piquillo o 2 tiras de pimiento rojo embotado
- 2 o 3 guindillas rojas (dependiendo de la potencia de picante que se quiera)
- 1 cucharada de azúcar
- Aceite de oliva
- Sal
En una sartén grande, poner a sofreír la cebolla con un chorro de aceite de oliva a fuego medio durante unos 10 minutos. Mover de vez en cuando para que no se queme. Añadir el diente de ajo pelado y las guindillas y rehogar 5 minutos más. Añadir el pimiento, y poco después, el tomate cortado en trozos grandes, y bien escurrido si es de lata. Salar.
Dejar que se haga durante 30 minutos a fuego suave, hasta que el tomate esté deshecho del todo. Añadir una cucharada de azúcar.
Triturar la salsa con pasapurés y volver a poner al fuego suave, hasta que esté bien espeso, más con textura de sofrito que de salsa. Corregir de sal. Si está poco picante, se le puede añadir un poco de tabasco rojo.
Limpiar bien las conchas de los mejillones de adherencias y barbas. Calentar otra sartén a fuego vivo, y poner los mejillones con un chorro de aceite y tapar. Cocer 2 o 3 minutos hasta que se abran. Sacarlos a una fuente. Añadir su jugo de cocción a la salsa de tomate y remover.
Servir los mejillones con una sola concha (la que tiene adherida la carne), y con la salsa roja caliente por encima.
Esta fórmula de salsa, que en el fondo es como la brava pero con un toque de pimiento, se puede usar para acompañar patatas fritas
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