Por: Mikel López Iturriaga
Supongo que se tomarán en otras partes de Grecia, pero yo probé por primera vez las berenjenas con salsa de tomate en Zante (Zakynthos en inglés), una de las islas jónicas. Desde entonces no he dejado de hacer este plato cada verano, porque para mí saca todo lo mejor de estos dos ingredientes. El tomate frito con ajo es una agradecida variante del habitual en España, que va con cebolla, y combinado con la berenjena frita y después guisada es directamente mortal.
Ya había hablado de este plato en mi anterior blog, pero la receta que incluyo aquí es un poco distinta en la preparación, más cercana al original y con mejores resultados. En cualquier caso, lo más importante para que salga bien es que los tomates estén bien maduros. Si no encuentras, mejor usar de bote enteros al natural que frescos verdes.
Que nadie se asuste por la cantidad de ajo: por algún misterio de la química, yo que soy aliófobo cual vampiro consigo digerir este plato sin grandes problemas. En caso de intolerancia máxima, siempre se pueden poner trozos grandes y retirarlos una vez acabada de hacer la salsa de tomate.
Dificultad
Para lerdos.
Ingredientes
Para 4 personas
- 3 berenjenas medianas
- 1 1,5 kg de tomate muy maduro
- 4 dientes de ajo
- 1 cucharadita de orégano
- 1 pizca de comino en polvo
- Aceite de oliva extra virgen
- Miel
- Sal
Preparación
Cortar las berenjenas en rodajas de 1 cm. aproximadamente. Salarlas y ponerlas a escurrir durante una hora en un colador con algo de peso encima (un plato o similar).
Picar los tomates en grueso sin pelar desechando el tronco.
Poner aceite abundante a calentar a fuego medio-fuerte en una sartén o cazuela. Freír las berenjenas previamente secadas con papel de cocina. Ir dejándolas que suelten el exceso de grasa en en un plato con más papel de cocina.
Reservar para otras preparaciones la mayor parte del aceite, dejando un par de cucharadas en la sartén o cazuela, y bajar el fuego. Picar fino los dientes de ajo y rehogarlos a fuego suave durante un par de minutos, removiendo con frecuencia y con cuidado de que que no se doren en exceso. Añadir los tomates picados, salar ligeramente y dejar que se hagan en la sartén durante unos 20 minutos tapados y unos 15 minutos sin tapa, hasta que se deshagan del todo y pierdan buena parte de su líquido. Probar, y si aún está ácido, añadir una cucharada de miel.
Pasar el tomate por el pasapurés para desechar la piel y volverlo a poner en la sartén junto a las berenjenas. Añadir el orégano y el comino y hacer 10 minutos más a fuego suave hasta que el tomate espese del todo. Corregir de sal.
Están mejor hechas con antelación, incluso de un día para otro. Y como acompañamiento de una pasta también están buenísimas.
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