miércoles, 20 de julio de 2011

"HELADO DE CERVEZA" por JUANJO


Cómo agarrarse una moña de cuatro bolas sin beber ni un trago


El mundo está loco. Lo natural es que los helados sepan, por ejemplo, a limón, y los Donuts, a Donuts. Pues no. La tecnología alimentaria avanza a más velocidad que la cacharrería informática, así que me dejo llevar. Voy a probar un helado de Donuts que, dicen, sabe a Donuts. En el centro de Vigo, las mejores heladerías están regentadas por los que saben de esto de toda la vida. Es decir, los italianos. Carlo de Cesero nació en Igni y es el propietario de la antigua Casa Capri, que sigue luchando contra las bombas de gélida grasa industrial con artesanía y materia prima de calidad; pero otro compatriota transalpino, Giorgio, de Brescia, ha venido a aumentar la oferta con La Italiana del Bonte, que acaba de abrir sus puertas en Urzaiz, 41, uno de los tramos más duros del Tourmalet que va desde el puerto al barrio de O Calvario. Buen momento para hacer una parada y relajar los gemelos. Es donde tienen helados de Donuts.
Pero llego tarde. La experimentación heladera avanza mucho más que el cliente. «Lo hemos retirado de la carta porque no tenía salida», explica Silvia, gerente y pareja de Giorgio. ¡Maldita sea! Pues iré a la tienda a por un Donuts, pero dice el tendero que se le han acabado los de sabores clásicos, que solo le quedan los nuevos ¡con un toque de limón! ¡Yo quiero un helado de limón y un Donuts de Donuts! ¿Es tan difícil? Vamos a dejarlo. Continuemos con el segundo sabor favorito de Homer Simpson. La cerveza. ¿Es con alcohol? «Sí», contesta Silvia. No sé si atreverme a pedir un topping de aceitunitas con patatillas.
Se me ocurre, de repente, cómo agarrarse una moña en un cucurucho de galleta. Si me tomo el formato grande, cojo el coche y me para la policía en un control de alcoholemia, ¿me podrán retirar el carné por comer helados?
Y es que el planeta helado está que arde de imaginación. En un alarde de extravagancias gustativas, en la carta, que dispone nada menos que de 48 referencias, hay más sabores etílicos, como la crema de whisky. Y en el apartado de granizados, el de mojito. En el sótano de La Italiana se sitúa el obrador que, por el partido que le sacan, parece un imaginativo laboratorio al estilo Charlie y la fábrica de chocolate. No hay alegres enanos como los Oompa Loompa, pero podría.
Bacio, gianduja, tiramisú, panacota, crema pastelera... son algunas de las referencias más empalagosas que están ofreciendo actualmente, pero la carta se mueve mucho. «Nos gusta probar, pero si no triunfa, lo eliminamos», asegura tajante la gerente, recordando que acaban de cargarse los helados de nube y los de chicle por ese motivo.
Yogur «soft» probiótico
Lo que no falla es lo de siempre, chocolate, vainilla, fresa. Pero Silvia recomienda probar los de plátano, melocotón, pomelo, sandía, mango o maracuyá. Habrá que hacerle caso. Sabe de lo que habla. Y además, asegura que su establecimiento es el único de toda Galicia que dispone de yogur soft probiótico, que es, según explica, «un producto natural, fresco y poco azucarado que se combina con la cobertura que el cliente prefiera».
«Si me para la policía en un control de alcoholemia, ¿me podrán retirar el carné por comer helados?»

B.R. Sotelino
 

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