jueves, 10 de febrero de 2011

"EL BACALAO" TEXTO POR NACHO


E L   B A C A L A O

         El creador de este blog, don Samuel Lastra, me ha pedido que colabore 
en él supongo que con el fin de hacer bulto, pues soy de los que no 
entrarían jamás a una cocina si no fuese para abrir una lata o poner en  marcha 
el microondas (geniales inventos ambos, que han salvado mas vidas que 
la Cruz Roja Internacional); y que utilizan el horno como almacén de sartenes que
 nos regaló algún amigo/a optimista de “los vuestros” con la vana esperanza
 de que algún día…etc.  pues creemos que un espacio mas o menos
 pequeño con gas y fuego es una potencial arma de destrucción masiva.
         Y no es tanto porque “no nos guste comer” como asegura Carlos, un 
viejo amigo cocinero y sommelier profesional que ejerce de maître en un 
conocido hotel de Santander actualmente; uno de esos que cuidan todo,
 desde el aburridísimo y complicadísimo hecho de hacer la compra hasta el
 casi siempre barroco emplatado moderno; sino 
porque en realidad “nos da igual lo que comemos”.
         No obstante todo esto, he de admitir que uno tiene sus debilidades
 gustativas y entre ellas y sin perjuicio
 de repetir que jamás de los jamases
 se me ocurriría intentar cocinarlo pues sin la menor duda lo jodería  destaca
 un manjar de manjares que (aún) creo no ha 
sido tocado aquí: Su Gloriosa Majestad EL BACALAO.
         Si, Damas y Caballeros, el en mi opinión Rey indiscutible de los 
Océanos, Mares, Ríos y Pozos, Tuberías y Vasos y cualquier otro lugar húmedo BACALAO.
         Sabroso hasta lo indecible, fue antaño considerado comida de pobres
por los analfabetos funcionales y gilipollas en general que forman las
 hispánicas clases presuntamente altas desde el origen de los tiempos y que
 hoy en día dados los precios que indican las etiquetas 
que lo acompañan en los mostradores ha vuelto a lo más alto.
         Dado que no tengo idea de cocina y que supongo que debo intentar 
entreteneros el rato que dediquéis al leer el blog de Sam, permitidme 
que os cuente mis pequeñas aventuras viajeras en pos de Su Majestad.
         Supongo que todos lo sabréis, pero hay que insistir en que si hablamos 
de bacalao, hablamos de Portugal. Nuestros desafortunadamente para nosotros
 casi ignorados vecinos de Península si que saben de esto entre otras
 muchas cosas, así que cuando uno era más joven y campaba por sus 
respetos en la vecina Torrelavega siendo casi parte del mobiliario de una
 magnífica taberna ya cerrada, me apuntaba a todos los viajes expedicionarios 
que de ella partían como copiloto-navegante en la furgoneta de M.(llamada 
popularmente “el alambique veloz” por la mercancía que traía) a Oporto, algo así como 
nuestro pequeño Eldorado, en busca de enormes cantidades de vinho
 branco verde, preto y del insuperable vinho do Porto que allí se cría y se embotella.
         Nos metíamos una burrada de kilómetros en muy poco tiempo, pero
 merecía la pena no solo por los finos caldos que traíamos “puestos” (eran 
otros tiempos y el carné de puntos y las multas de infarto aún no eran mas 
que pesadillas futuristas), y embotellados; sino porque allí me permitía el placer
 de desayunar, comer, merendar y cenar  bacalao de todas las maneras posibles.
 Dicen los mismos portugueses que tienen una receta del Rey para cada
 día del año, pero creo que ellos mismos saben que se quedan muy cortos.
         Si, amigos lectores. Si de algo pecamos los españoles respecto a Su 
Majestad es de nuestras en mi opinión pocas aunque sabrosas maneras de
 prepararlo,(de hecho, yo no tengo como sabéis ya ninguna), y eso no
 es justo. Recuerdo con especial cariño un sorprendente bacalhau con
 pinhoes y presunto (bacalao con piñones y jamón) un preciosa noche en
 una terraza a las orillas del Duero en Vilanova da Gaia que aún me
 parece tener en el paladar y que jamás lloraré su ausencia
 lo suficiente. ¡Ah!, qué maravillosos tiempos aquellos…
         Como no quiero aburriros mas si no lo he hecho ya y a sabiendas de 
que poco o nada tienen que ver mis historietas con la finalidad del blog de Sam,
 me despido con un consejo que me gustaría tomaseis como una órden: Viajad a Portugal.
          Viajad sin miedo a ser posible por los Arribes del Duero, una zona que
 merece mucho la pena conocer, y seguid el curso del río adentrandoos ya en
 Portugal, sobre todo a finales de Agosto y Septiembre cuando las uvas 
que luego serán Vino de Oporto son recogidas de sus terrazas de las 
riberas y, no lo olvidéis: cuando os llevéis a
 la boca el tenedor con un trozo de
 Su Magnífica Majestad acordaos un instante de los 
devotos que lo comemos cuando lo encontramos.

                                                 EL CORONEL




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Primo Nacho: !! GENIAL ¡¡.
    Gracias.
    Nos vemos en el Bar de Javi; donde tu primo Rubén no que hay Ramadán.
    Saludo, Sam.

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